Pedro Ximénez Lagar Blanco: El Auténtico Terciopelo de la Sierra de Montilla
¿Buscas el sabor genuino de un Pedro Ximénez? El Pedro Ximénez Lagar Blanco es una joya culinaria, un vino dulce que captura la esencia de Montilla-Moriles en su forma más pura. Olvídate de los vinos dulces genéricos y descubre el carácter que solo un lagar familiar como este puede ofrecer. Este PX procede de la zona de mayor calidad, la Sierra de Montilla, donde viñedos que rozan los cien años de antigüedad luchan en un suelo pobre y un clima extremo para dar una producción escasa, pero de una calidad superlativa. Es el vino de postre definitivo, pero también una invitación a jugar en la cocina.
- ✓ Textura Inigualable: Increíblemente aterciopelado y untuoso, un verdadero placer en el paladar.
- ✓ Viñedos Centenarios: Uvas de viñas viejísimas de la Sierra de Montilla, que aportan una concentración y calidad únicas.
- ✓ Elaboración Artesanal: Uvas pasificadas al «sol extremo del verano» y una extensa crianza oxidativa supervisada por Miguel Cruz.
Ficha Técnica: El ADN del Vino
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¿A qué sabe este vino?
El PX Lagar Blanco es una caricia para el paladar. Es la definición de «aterciopelado» y «untuoso». Un vino dulce que llena la boca con una textura densa y cálida, pero que fluye con elegancia. El sabor es puro sol de Montilla: uvas pasas, higos secos y un fondo de caramelo y miel de caña, resultado de su larga y paciente crianza en roble. Es un postre en sí mismo, un vino de meditación que te abraza.
LIGERO
DENSO
SUAVE
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SECO
DULCE
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Consumo y Conservación
Para disfrutar de la textura y los aromas del Pedro Ximénez Lagar Blanco, sírvelo fresco, pero no helado. Es un vino increíblemente estable que, una vez abierto, te acompañará durante semanas o incluso meses.
- ✓ Temperatura de Servicio: Ideal entre 12 y 14 °C. Puedes guardarlo en la nevera y sacarlo 10 minutos antes de servir.
- ✓ Consumo Óptimo: Está listo para disfrutar. No necesita guarda en botella, ya que su crianza ha sido en la bota.
- ✓ Conservación (Cerrado): Guarda la botella en posición vertical, en un lugar fresco y oscuro.
- ✓ Conservación (Abierto): Tápalo bien y guárdalo en la nevera. Su alto contenido en azúcar y alcohol actúa como conservante natural.
Maridajes: La Joya del Postre (y más)
Este PX es el compañero perfecto para el final de una comida, pero también una «joya culinaria» para arriesgar y triunfar. Su untuosidad lo hace perfecto para salsear o acompañar contrastes.
Maridajes Clásicos (Afinidad)
- ✓ Postres de chocolate negro intenso
- ✓ Helado de vainilla o turrón (rocíalo por encima)
- ✓ Tartas de queso o flanes
- ✓ Frutos secos y repostería
Maridajes por Contraste
- ✓ Quesos azules muy potentes (Cabrales, Roquefort)
- ✓ Foie gras mi-cuit con tostas
- ✓ Reducción para carnes (solomillo, magret)
- ✓ Como copa de meditación, solo y sin prisa.
Elaboración y Viñedo: El Sol de Montilla en Botella
El secreto de este vino reside en dos lugares: el viñedo y el lagar. Lagar Blanco es una de las pocas bodegas familiares que quedan en la Sierra de Montilla, el «Grand Cru» de la denominación. Sus viñedos, casi centenarios, se aferran a un suelo pobre, sobreviviendo a un clima de oscilaciones extremas. Esta lucha da lugar a uvas de una concentración brutal.
- ✓ Asoleo: Las uvas 100% Pedro Ximénez se vendimian y se extienden sobre el suelo para secarse bajo el «sol extremo del verano montillano», convirtiéndose en pasas.
- ✓ Prensado: Este mosto-jarabe, denso y rico, se prensa y fermenta parcialmente.
- ✓ Crianza: El vino entra en una extensa crianza oxidativa en botas de roble americano, donde se concentra y gana complejidad.
- ✓ El Toque Humano: Todo el proceso es continuamente supervisado por Miguel Cruz, asegurando el estilo genuino del lagar.
Comprar Pedro Ximénez Lagar Blanco: Un Postre en Sí Mismo
Decidir comprar Pedro Ximénez Lagar Blanco es llevarse a casa la expresión más auténtica de la Sierra de Montilla. No es un vino industrial; es el fruto del trabajo de un pequeño lagar familiar, de viñedos centenarios y de un proceso artesanal que ha pasado de generación en generación. Su textura aterciopelada y su sabor a pura pasa lo convierten en el broche de oro de cualquier comida. Es el vino que pides para acompañar un buen chocolate, el que viertes sobre un helado de vainilla para convertirlo en un postre de lujo, o el que te sirves en una copa pequeña para disfrutarlo sin prisas.
Este vino dulce de Montilla-Moriles es una «joya culinaria» imprescindible en cualquier despensa gourmet. Su versatilidad te sorprenderá, siendo el contrapunto perfecto para un queso azul intenso o el ingrediente secreto para una salsa de carne espectacular. No busques más si quieres un PX genuino, untuoso y con el alma de los grandes viñedos del sur. Añádelo a tu cesta y prepárate para una experiencia sensorial única.








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